Esto ya no es nada.
Ni un poema, si acaso.
Ni versos, ni adversidades,
ni aguas, ni caric...
Caricias.
Son caricias.
Disfruto
cada mísero-instante
del escalocaliente que
me provocaste
cuando simplemente
te acercaste.
Una simple mano.
Dedos eternos,
que todos tenemos
y que ningunos me incitan
salvo los tuyos
hundidos
en mis cabellos
durante apenas un segundo.
Qué segundo.
Esto ya no son versos,
ni rabia, ni nada.
Sólo sentimientos.