Supuestas lecturas

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las palabras ancladas a la nada

Qué nostálgicas se sienten las palabras.
Pobres alas.
No vuelan.
Ellas mismas son el impedimento.
Desean sentirse llenas
a costa del silencio.
Pobres alas.
Quieren saber que existen
antes de ser pronunciadas.
Imposible.
Anhelan el silencio.
Quieren sentirse vivas
sin que este se lo impida.
Porque en el momento en el que son dichas
el silencio se quiebra,
desvanece.
Qué pena más grande
depender de lo que no existe.
Oh, pobres alas.

Odio y odio y una dosis de amor

Odio.
Toco tus ojos con un suspiro frío
que me provoca escalocalientes.
Odio que.
Inserto mi pupila en tu tela de araña
y quiebro el umbral que disipa el vertical.
Odio que mi odio.
Palpo con mi pelo la inmensidad de tu alma
que salpica mariposas negras,
muertas.
Odio que mi odio invada.
Rasgo y atravieso la capa de piel que posees
a tres metros del marfil blanco incandescente.
Odio que mi odio invada al tuyo.
El horror que me provoca la finita luz
que emana de tu carácter sarcástico
arde.
Odio que mi odio invada al tuyo hasta convertirlo.
Me lastima que en la noche desafiantes intentes evadirte
a un espectro mortal,
unido a mí en algo más que un simple gesto.
Odio que mi odio invada al tuyo hasta convertirlo en amor.