Rojo.
Menuda palabra.
Rojo, rojo, rojo.
Quema mi garganta
el pronunciar pasión
en palabra tan cremosa.
Rojo.
No rojizo, ni caoba,
ni carmín.
Rojo.
Rojo
como belleza,
como placer,
como fuego,
como ira.
Rojo
como hogueras,
como jugosos labios
ahumados.
Rojo
como el dolor al verlo
en tu cuerpo
o en tu alma,
qué sé yo.
Rojo, en definitiva,
como tú.